Ocurrió el 12 de agosto de 1981, con la cancha del Club El Tala como escenario, albergando a una multitud que no se quiso perder el duelo. Años dorados para una disciplina que, pocos años después, se iría apagando en barrio Alberione pero que llenó de alegrías a sus hinchas.
Llegó a Sportivo Belgrano en silencio, a comienzos de 1969, y desde entonces consolidó un proyecto a largo plazo que lo tuvo como jugador y entrenador, pero fundamentalmente como captador y formador, y que culminó con un equipo multicampeón constituido por valores genuinos, que sentó hegemonía en el básquet local y se codeó con los mejores equipos del país. Miguel Aimasso, el padre de la criatura que, aún hoy, mucha gente de la ciudad y la provincia recuerda con nostalgia.