
Julio Bon fue sin dudas un jugador que marcó al hincha de Sportivo. Brilló entre 1979 y 1985. Despertó elogios y fastidio, por su particular forma de jugar. Disputó más de 150 partidos en la “Verde”.
Julio Bon fue sin dudas un jugador que marcó al hincha de Sportivo. Brilló entre 1979 y 1985. Despertó elogios y fastidio, por su particular forma de jugar. Disputó más de 150 partidos en la “Verde”.
El oriundo de Monte Buey pasó por la “Verde” entre 2010 y 2011. Solo jugó un puñado de partidos en el Argentino A y alternó en la Primera Local. En los últimos días dejó Belgrano de Córdoba para pasar al Craiova de Rumania.
El 30 de junio, desde el 2013, pasó a ser una fecha patria para el pueblo verde. Aquel día comenzó con una ciudad movilizada como nunca antes, con el color esperanza y banderas flameando por cada rincón, bajo un frío que retorcía pero que de ninguna manera iba a impedir una congregación masiva. Lo demás, es historia.
Llegó a los dos años a San Francisco, de muy chico se sumó a las inferiores de la “Verde”, debutando a mediados de la década del ’30 en la primera división del club. Fue vendido a Rosario Central y de allí a Peñarol de Uruguay, donde fue ídolo y decidió nacionalizarse. Con la “Celeste”, fue campeón del mundo en el mítico “Maracanazo”, en 1950.
Dueño de destellos futbolísticos que fueron comentario de generaciones y generaciones. Su nombre, no caben dudas, fue de los más importantes que hayan vestido la camiseta de Sportivo Belgrano.
En una final digna de novela, la “Verde” igualaba agónicamente con Santamarina de Tandil en la final de vuelta y aprovechando la ventaja deportiva lograba el histórico ascenso al Torneo Nacional B. Cerca de 15.000 almas le dieron un marco inolvidable a la ”Fortaleza” de barrio Alberione.
Notable postal de barrio Alberione y los hinchas de Sportivo Belgrano en 1978. En una jornada épica, la “Verde” le ganaba por la Liga Cordobesa al por entonces actual subcampeón del fútbol argentino: Talleres. La imagen habla a las claras: nunca caminarás solo.