El 16 de noviembre de 1986, Sportivo Belgrano vencía en el repechaje a Sarmiento de Leones y sacaba boleto rumbo al Torneo del Interior 1986-87, que por entonces conformaba la tercera división del fútbol argentino con equipos indirectamente afiliados.
Una huelga improvisada que derivó en una lluvia de goles y varios récords
En 1949, Sportivo Belgrano goleaba 20 a 0 a Lavalle de Córdoba, en el marco de la Liga Cordobesa y uno de sus futbolistas se despachaba con 10 tantos en su cuenta personal. ¿Qué motivó semejante diferencia? En esta nota te contamos la historia de un hecho que muy difícilmente se repita.
Historia - Fútbol07/09/2024Leandro GottardiParecía una tarde más, un domingo de fútbol en el field de barrio Alberione como cualquier otro. Aquellos hinchas de Sportivo Belgrano que se dirigían a pie al estadio verde, jamás se deben haber imaginado lo que sucedería durante los 90 minutos reglamentarios.
Es que, el 11 de septiembre de 1949, pasó a la historia del club de nuestra ciudad y de la Liga Cordobesa de Fútbol (LCF). ¿Por qué? Porque los sanfrancisqueños golearon 20-0 a Lavalle, en el marcador más abultado desde la creación de la competencia y jamás repetido desde entonces. Además, Juan Bernasconi, anotaba ni más ni menos que 10 goles en su cuenta personal.
Pasó el tiempo, más de 72 años, y nunca volvió a existir una diferencia de estas características en un choque de la LCF. Más allá de la estadística abrumadora, hay una historia que merece ser contada.
¿Fue tan superior Sportivo? La respuesta es sí. Pero, ¿existieron realmente esos 20 goles de diferencia? No, de ninguna manera. Si bien la "Verde", mientras todo el desarrollo del juego fue normal, goleaba 6-0 de manera inobjetable a Lavalle, una huelga de los futbolistas del elenco de la Docta, a partir de los 36 minutos, dio pie a este resultado que, muy probablemente, jamás se vuelva a repetir en la historia del elenco de barrio Alberione.
En reclamo a las decisiones arbitrales, los jugadores de la escuadra capitalina dejaron de oponer resistencia a los embates del elenco sanfrancisqueño y, hasta el pitazo final el árbitro, solo se limitaron a dar el puntapié en la mitad del campo luego de cada tanto de Sportivo.
Ello originó un fuerte reclamo de los clubes a la Liga Cordobesa por los malos arbitrajes pero también un fuerte ataque de la opinión pública hacia los jugadores de Lavalle. Claro está, eran otros tiempos y aún seguía latente el espíritu deportivo -denominado sportman- que se arrastraba desde la época del amateurismo, en donde la caballerosidad y el respeto eran valores sagrados y premiados por el hincha.
La previa
Las crónicas de la época reflejan que, una semana antes de este choque, Sportivo Belgrano había sido claramente perjudicado en Córdoba, en un choque ante Universitario. Los referees venían siendo ampliamente criticados por sus groseros "errores" que definían partidos.
Para el choque ante Lavalle, jugado en nuestra ciudad, llegó desde la Docta el señor Vitalino Giambartolomei, quien fue el árbitro del cotejo.
¿Un adelanto de lo que se vendría? Antes del partido principal, en el preliminar, el resultado de éste había pronosticado la lluvia de goles que disfrutarían los hinchas de la "Verde": la Primera B de Sportivo había goleado a 1° de Mayo por 6 a 2.
El partido
"Hasta lo que fue partido de fútbol, el equipo verde jugó en forma meritoria", describía el periodista de La Voz de San Justo encargado de cronicar semejante desenlace. La frase señalada tiene un sustento tajante, al cabo de 22 minutos del primer tiempo, el cotejo ya estaba liquidado. La "Verde", con una formidable actuación, lo ganaba 4-0. Después, sacó el pie del acelerador.
La síntesis del partido, publicada el martes 13 de ese año puesto que La Voz de San Justo por entonces no veía calle los lunes, sostenía que "la escuadra 'verde' superó bien al adversario, que se batió denodadamente por impedir que el marcador creciera en su contra, más de nada le valió su tenaz resistencia, ya que al cabo de la primera etapa estaba irremisiblemente vencido. Durante los 80 minutos en que ambos equipos jugaron a la pelota -ya que el resto del match tuvo a Sportivo Belgrano prácticamente como solo actor de la lucha- el once del barrio Alberione se desplazó con aceptable eficacia".
Según se relataba en la crónica, el comienzo mostró a un equipo local más aplomado, haciendo lucir al "1" rival de apellido Gómez. "No extrañó entonces el gol que conquistara (Sportivo) a los 6 minutos, cuando Bernasconi impulsó el esférico con un cabezazo al fondo de la red al recoger un rebote en el travesaño producido ante un recio remate de Gamarra", proseguía el texto.
A los 15, llegó el segundo, de Gamarra. A los 19 el tercero y en 22 minutos la "Verde" ya goleaba 4-0. Partido liquidado. Aunque, de a poco, se comenzaba a gestar un hecho poco recordado. Así las cosas, "la escuadra local se dio una tregua", según consta en las páginas de este diario.
Pero el partido se comenzaba a "picar" y Giambartolomei lo permitía. "También cabe señalar que se apreciaron jugadas bruscas, las que arreciaron a medida que avanzaba el período, sin que el árbitro supiera adoptar las medidas que más convenían para impedir que los hechos pasaran a mayores, como así aconteció en la segunda etapa".
Justamente en el complemento, la "Verde" cacheteó desde temprano. A los dos minutos, Gamarra anotó el quinto. Dos minutos más tarde, se comenzó a apreciar que el partido podía tener serios incidentes.
"A los 4 minutos se produjo una incidencia entre jugadores visitantes y el árbitro, que volvió a evidenciar su falta de decisión y autoridad, pues en tales circunstancias fue empujado en repetidas veces por un integrante de Lavalle", sin adoptar medida alguna. Y se agregaba que "el partido ya había entrado decididamente por un cauce anormal ante la ineptitud del referee".
Pero el desenlace sería completamente inesperado. "Las protestas de los 'players' visitantes fueron aumentando, en algunas oportunidades con razón y en otras no, hasta que pudimos observar como el entrenador de Lavalle hacía desesperadas indicaciones a sus jugadores para que 'no marcaron al hombre'. La orden fue obedecida después de que D'Intino, a los 32 minutos, anotara el sexto tanto de Sportivo Belgrano. Poco más tarde comenzó la 'huelga' de los integrantes de Lavalle, y así fueron sucediéndose los goles del conjunto local", se afirmaba.
Y se añadía que "de esta manera, antideportiva por cierto, los futbolistas de Lavalle vieron la mejor forma de dar escape a sus impulsos y hacer objeto de burla al árbitro".
Contra el arbitraje
A la repercusión del histórico 20-0 final le siguió un fuerte cuestionamiento a los referees, a la Liga Cordobesa por el escaso nivel arbitral y a los jugadores de Lavalle, por su falta de deportividad.
Un fragmento del artículo publicado por La Voz de San Justo explicaba: "Esta vez el 'defecto' con que tropezó Sportivo Belgrano en su encuentro con Universitario en Córdoba, tuvo la suficiente 'sangre de pato' como para venirse a San Francisco a solo una semana de aquello y transformarse de 'defecto' en calamidad. Porque todo, completamente todo lo que se produjo inicialmente, tiene un nombre y apellido; uno y otro largos como las barrabasadas que se le vieron efectuar a Vitaliano Giambartolomei".
Y los cañones apuntaban también a las autoridades de la Liga Cordobesa de Fútbol. "No deben mirar solamente como un hecho inusitado lo acontecido el domingo en el field de barrio Alberione, pues de ser así, se corre el albur de que acontecimientos semejantes vuelvan a reproducirse. Lo ocurrido exige serias reflexiones. Desde ya debe pensarse en adoptar las disposiciones necearías para aumentar la capacidad del plantel referil".
Pero también fueron duros los cuestionamientos a los integrantes de Lavalle, quienes habían acabado con el espíritu deportivo que, como señaláramos, por aquellos años era "sagrado".
"Si criticable resultó el desempeño del árbitro, que soportó los vejámenes de algunos jugadores de Lavalle sin tomar ninguna decisión, también resulta recriminable la actitud adoptada por los integrantes de este equipo, incluso su entrenador, pues al decidirse por no ofrecer resistencia al adversario, y facilitar la oportunidad a éste para que sumara sucesivos goles, dejaron en la opinión pública una pobre impresión sobre la conducta deportiva. Una indisciplina de la que también la Liga Cordobesa debe hacerse eco. Una postura de tal naturaleza, corresponde rechazarla de plano. No es así como debe comportarse un núcleo de deportistas -que en el caso no demostraron serlo- para dejar expresada su protesta hacia un arbitraje perjudicial para sus posibilidades".
Pasaron más de 70 años de un hecho que quedó olvidado en el tiempo aunque su resultado final, histórico por donde se lo mire, aún sigue saliendo a escena cada vez que algún interesado en las estadísticas de la Liga Cordobesa va hacia los archivos a consultar cuál fue la máxima goleada en esa competencia. Sí, fue en San Francisco y propiciada por Sportivo Belgrano.
Nota escrita por Leandro Gottardi para el diario La Voz de San Justo, publicada el 1 de diciembre de 2019.
Llegó a los dos años a San Francisco, de muy chico se sumó a las inferiores de la “Verde”, debutando a mediados de la década del ’30 en la primera división del club. Fue vendido a Rosario Central y de allí a Peñarol de Uruguay, donde fue ídolo y decidió nacionalizarse. Con la “Celeste”, fue campeón del mundo en el mítico “Maracanazo”, en 1950.
El 28 de octubre de 1956, Sportivo Belgrano vencía como visitante a Instituto -que era su escolta- y se consagraba campeón del Torneo Oficial por primera vez en su historia. Con un trio ofensivo de elite, la “Verde” forjaba una de las páginas más importantes de su vida deportiva.
Notable postal de barrio Alberione y los hinchas de Sportivo Belgrano en 1978. En una jornada épica, la “Verde” le ganaba por la Liga Cordobesa al por entonces actual subcampeón del fútbol argentino: Talleres. La imagen habla a las claras: nunca caminarás solo.
El 18 de octubre de 1959, la "Verde" goleaba como visitante a Instituto, su inmediato perseguidor, y se consagraba campeón del Torneo Oficial de la Liga Cordobesa. Un joven Eladio Rodríguez conducía futbolísticamente a un equipo de alto vuelo.
El 4 de octubre de 1987, en barrio Alberione, Sportivo Belgrano se imponía 1-0 a Racing en la final y obtenía la Copa Gobernación de la Provincia de Córdoba, organizada por la ACF. Agustín Dutto fue el goleador de una jornada inolvidable.
El 4 de octubre de 1972, con motivo de los festejos por el Día de San Francisco de Asís, Boca Juniors llegó a la ciudad para medirse con la “Verde”, que se reforzó para el partido con tres futbolistas entre los cuales se destacaban ni más ni menos que los futuros campeones del mundo en 1978.
El 25 de septiembre de 1994, ante una multitud en barrio Alberione, la “Verde” le ganaba 2-1 la final de vuelta a Racing de Córdoba y se quedaba con el título del Torneo Clausura de la Asociación Cordobesa de Fútbol.
El día en que el básquet de Sportivo se midió con la Selección argentina
Ocurrió el 12 de agosto de 1981, con la cancha del Club El Tala como escenario, albergando a una multitud que no se quiso perder el duelo. Años dorados para una disciplina que, pocos años después, se iría apagando en barrio Alberione pero que llenó de alegrías a sus hinchas.
Llegó a los dos años a San Francisco, de muy chico se sumó a las inferiores de la “Verde”, debutando a mediados de la década del ’30 en la primera división del club. Fue vendido a Rosario Central y de allí a Peñarol de Uruguay, donde fue ídolo y decidió nacionalizarse. Con la “Celeste”, fue campeón del mundo en el mítico “Maracanazo”, en 1950.
El 28 de octubre de 1956, Sportivo Belgrano vencía como visitante a Instituto -que era su escolta- y se consagraba campeón del Torneo Oficial por primera vez en su historia. Con un trio ofensivo de elite, la “Verde” forjaba una de las páginas más importantes de su vida deportiva.
El 16 de noviembre de 1986, Sportivo Belgrano vencía en el repechaje a Sarmiento de Leones y sacaba boleto rumbo al Torneo del Interior 1986-87, que por entonces conformaba la tercera división del fútbol argentino con equipos indirectamente afiliados.
Gran parte de su vida estuvo vinculada a Sportivo Belgrano. Fueron 40 años al servicio de la entidad de barrio Alberione. En 1953 comenzó a alternar en el rol de utilero, cargo del cual se hizo dueño exclusivo desde 1958 hasta 1989. Dejó un recuerdo imborrable en aquellos con quien compartió vestuario. Una figura clave en la vida institucional del club.