
Dueño de destellos futbolísticos que fueron comentario de generaciones y generaciones. Su nombre, no caben dudas, fue de los más importantes que hayan vestido la camiseta de Sportivo Belgrano.
En 1988, con un equipo integrado en su mayoría por jugadores del club y de la región, Sportivo Belgrano se quedó con los dos campeonatos que jugó: el Oficial de la Liga Cordobesa y el Provincial de la Asociación Cordobesa, en el cual dio la vuelta olímpica el 30 de diciembre de ese año.
Historia - Fútbol30/12/2024La temporada 1988 es, sin lugar a dudas, una de las más exitosas de la vida deportiva del Club Sportivo Belgrano. Aquel equipo que dirigía Nelsi Mina se quedó con los dos campeonatos que jugó ese año: el Torneo Oficial de la Liga Cordobesa de Fútbol y el Torneo Provincial de la Asociación Cordobesa.
Este último festejo se desató en barrio Alberione el 30 de diciembre de 1988, en la agonía de un año que se tiñó de color verde.
Aquella jornada, ante una multitud, la “Verde” con entrega y corazón sacó adelante una final que pintaba complicada, después del 2-0 obtenido por Argentino Peñarol -su rival en la instancia decisiva- jugando como local en el choque de ida. Con un triplete de Agustín Dutto, Sportivo Belgrano se impuso 3-0 y firmó un nuevo título para sus vitrinas.
La formación que presentó la entidad de barrio Alberione en el cotejo decisivo fue la siguiente: Eduardo Piergentile; Carlos Possetto, Enrique Bianchotti, Fabián Bringas y Edgardo Latini; Horacio Hernández, Daniel Primo y Aureliano Sánchez (Marcelo Frócil); Darío Giménez (Diego Medina), Agustín Dutto y Mauro Pazzarelli.
El campeonato provincial era organizado por la Asociación Cordobesa de Fútbol y vinculaba a las distintas ligas afiliadas a la misma. En 1988, reunió a 20 equipos divididos en 4 zonas de 5 cada una, en donde los ganadores de cada una pasaron a la ronda final por el título. Además, como condimento agregado el certamen otorgaba dos plazas para el Torneo del Interior 1988/89.
En la primera fase, la “verde” compartió grupo junto a Estudiantes de Río Cuarto, Huracán de Córdoba, San Lorenzo de Córdoba y Sportivo Huerta Grande. Los de Nelsi Mina ganaron la Zona 2 totalizando 12 unidades en 8 encuentros disputados.
En semifinales el destino deparó el choque con un viejo conocido: Unión San Vicente. El primer choque se disputó en Córdoba y fue empate en 0. En San Francisco, la “Verde” se impuso por penales luego de que el cotejo finalizara igualado 2-2. La definición desde los doce pasos coronó como la figura de la serie al arquero local Eduardo Piergentile que contuvo los remates de Alercia, Molar y Ramos.
Dueño de destellos futbolísticos que fueron comentario de generaciones y generaciones. Su nombre, no caben dudas, fue de los más importantes que hayan vestido la camiseta de Sportivo Belgrano.
Llegó a los dos años a San Francisco, de muy chico se sumó a las inferiores de la “Verde”, debutando a mediados de la década del ’30 en la primera división del club. Fue vendido a Rosario Central y de allí a Peñarol de Uruguay, donde fue ídolo y decidió nacionalizarse. Con la “Celeste”, fue campeón del mundo en el mítico “Maracanazo”, en 1950.
Notable postal de barrio Alberione y los hinchas de Sportivo Belgrano en 1978. En una jornada épica, la “Verde” le ganaba por la Liga Cordobesa al por entonces actual subcampeón del fútbol argentino: Talleres. La imagen habla a las claras: nunca caminarás solo.
En una final digna de novela, la “Verde” igualaba agónicamente con Santamarina de Tandil en la final de vuelta y aprovechando la ventaja deportiva lograba el histórico ascenso al Torneo Nacional B. Cerca de 15.000 almas le dieron un marco inolvidable a la ”Fortaleza” de barrio Alberione.
El 30 de junio, desde el 2013, pasó a ser una fecha patria para el pueblo verde. Aquel día comenzó con una ciudad movilizada como nunca antes, con el color esperanza y banderas flameando por cada rincón, bajo un frío que retorcía pero que de ninguna manera iba a impedir una congregación masiva. Lo demás, es historia.
Un día como hoy pero del 2009, en Mendoza, Sportivo Belgrano escribía una de las páginas más gloriosas de su historia: le volvía a ganar a Gimnasia y lograba el tan ansiado salto de categoría, que se venía postergando.
A lo largo de su historia, en esta fecha tan especial para la Patria argentina, la “Verde” jugó o fue anfitrión de partidos que quedaron perdidos en el tiempo y que, desde Identidad Verde, recordamos.
Fría noche rafaelina, más de 1.000 personas viajaron un jueves a alentar a Sportivo Belgrano que, en rodeo ajeno, le ganó agónicamente 1-0 a Ben Hur con gol del “Tecla” Farías, para el primer triunfo como visitante en el Argentino A. La imagen es una postal de la jornada, delirio verde en aquellas recordadas invasiones con público visitante.
El 30 de junio, desde el 2013, pasó a ser una fecha patria para el pueblo verde. Aquel día comenzó con una ciudad movilizada como nunca antes, con el color esperanza y banderas flameando por cada rincón, bajo un frío que retorcía pero que de ninguna manera iba a impedir una congregación masiva. Lo demás, es historia.
Llegó a los dos años a San Francisco, de muy chico se sumó a las inferiores de la “Verde”, debutando a mediados de la década del ’30 en la primera división del club. Fue vendido a Rosario Central y de allí a Peñarol de Uruguay, donde fue ídolo y decidió nacionalizarse. Con la “Celeste”, fue campeón del mundo en el mítico “Maracanazo”, en 1950.
Dueño de destellos futbolísticos que fueron comentario de generaciones y generaciones. Su nombre, no caben dudas, fue de los más importantes que hayan vestido la camiseta de Sportivo Belgrano.
En una final digna de novela, la “Verde” igualaba agónicamente con Santamarina de Tandil en la final de vuelta y aprovechando la ventaja deportiva lograba el histórico ascenso al Torneo Nacional B. Cerca de 15.000 almas le dieron un marco inolvidable a la ”Fortaleza” de barrio Alberione.
Notable postal de barrio Alberione y los hinchas de Sportivo Belgrano en 1978. En una jornada épica, la “Verde” le ganaba por la Liga Cordobesa al por entonces actual subcampeón del fútbol argentino: Talleres. La imagen habla a las claras: nunca caminarás solo.